7 de Octubre, 2025
photo_camera La tercera versión del encuentro congregó a investigadores de seis instituciones para compartir avances en el estudio multidisciplinario de la niebla.
El 26 de septiembre, el auditorio de la Facultad de Historia, Geografía y Ciencia Política se llenó de investigadores, estudiantes y público interesado en un fenómeno que suele pasar inadvertido pero que moldea paisajes, sostiene ecosistemas y puede cambiar el futuro de comunidades enteras. El Fog Day 2025, organizado por estudiantes de pregrado, magíster y doctorado de Geografía UC junto al Centro UC Desierto de Atacama, reunió múltiples miradas sobre la niebla: desde su caracterización química y temporal hasta su rol en la agricultura, pasando por los microorganismos que dependen de ella y las comunidades humanas que podrían beneficiarse de su captación.
"Es destacable que sean nuestros estudiantes de postgrado quienes, entre sus tesis, cursos y ayudantías, encuentren la energía para organizar este encuentro", señaló Johannes Rehner, Director del Instituto de Geografía UC, al abrir la jornada. "Esto muestra cómo la geografía junta miradas muy diferentes sobre un territorio, desde las ciencias naturales hasta la planificación territorial".
photo_camera Constanza Vargas, candidata a Doctor en Geografía UC presenta los resultados de dos años de análisis químico del agua de niebla en tres sitios del norte de Chile, confirmando que los parámetros están dentro de las normativas para uso humano y agrícola.
Uno de los hallazgos más interesantes de la jornada vino de Diego Rivera, candidato a doctor en Geografía UC, quien demostró que no todos los eventos de niebla son iguales. Usando algoritmos de inteligencia artificial, identificó que en Pan de Azúcar existen eventos "gigantes" de más de 70 horas continuas que pueden capturar más de 20 litros de agua, pero también cientos de eventos "ruidosos" de menos de una hora que apenas aportan 70 mililitros.
"Es importante separar estos eventos cuando uno estudia impactos en ecosistemas o diseña sistemas de captación", explicó. "Los eventos gigantes son probablemente los que promueven floraciones del desierto o la germinación de especies".
Esta caracterización temporal se complementa con el trabajo de Constanza Vargas, quien durante dos años analizó la composición química del agua de niebla en Alto Patache, Pan de Azúcar y Bosque Fray Jorge. "En general, los parámetros están dentro de las normativas para consumo humano y agricultura", señaló. "El pH tiende a ser más ácido en zonas hiperáridas, pero no es difícil ajustarlo".
Felipe Lobos, investigador del Centro UC Desierto de Atacama, contextualizó estos hallazgos con datos de la Red de Estaciones de Monitoreo de Niebla del CDA que consta actualmente de 25 estaciones distribuidas en un área extensa de más de 2.000 km, que se encargan de medir diversas variables como temperatura, humedad relativa, dirección y velocidad del viento, así como radiación solar, cada 10 minutos.
Felipe Lobos
Investigador CDA y académico de la Facultad de Agronomía y Sistemas Naturales UC.
Una de las revelaciones más sorprendentes vino de Jaime Cuevas, del Centro CEAZA en Coquimbo, quien demostró que ciertas plantas del norte actúan como captadoras naturales de niebla. El copao, un cactus columnar endémico de Atacama y Coquimbo, puede capturar hasta 600 litros de agua al año por planta, solo mediante el goteo de la niebla que intercepta con sus espinas.
"Lo interesante es que la cantidad de agua que estas plantas capturan es muy superior a la lluvia que cae en la zona", explicó Cuevas. En el año de estudio, en Coquimbo cayeron apenas 26 mm de lluvia, mientras que el copao capturó 180 mm de agua. "La diferencia es niebla más rocío, fuentes que no están contabilizadas por la lluvia tradicional".
Felipe Ríos, estudiante doctoral de Geografía UC, llevó esta perspectiva un paso más allá, presentando su investigación sobre cómo los microorganismos del suelo responden a diferentes fuentes de agua atmosférica (niebla, rocío y precipitación) en distintos gradientes climáticos. Su trabajo propone una clasificación expandida de ecosistemas de niebla que incluye desde oasis efímeros hasta bosques dependientes de niebla, estudiando los ciclos biogeoquímicos en cada uno.
El encuentro también exploró aplicaciones prácticas e inesperadas. Jacqueline Correa, de la Universidad de Tarapacá, presentó "Agroniebla", una aplicación móvil que permite a agricultores de zonas áridas calcular cuánta agua necesitan sus cultivos y cuánta niebla hay disponible en su zona. "No se trata solo de generar conocimiento científico, sino de ponerlo en manos de quienes lo necesitan", afirmó.
El cierre estuvo a cargo de Pedro Ignacio Alonso, arquitecto que presentó "Deserta Ecofolie", un prototipo de vivienda autosuficiente exhibido en la Bienal de Venecia 2025. Esta habitación de 16 metros cuadrados, instalada en Alto Patache, obtiene toda su agua de atrapanieblas, energía de paneles solares y alimentos de un invernadero, todo sin apenas tocar el suelo del desierto.
Virginia McRostie, antropóloga y directora del Núcleo Milenio Aforest, y de La Estación Loa UC, de la Red de Centros y Estaciones Regionales UC, recordó que la relación entre humanos y agua en el desierto no comenzó ayer. "Los humanos llegaron al desierto de Atacama hace 13.000 años y han desarrollado múltiples estrategias de adaptación", explicó. Su trabajo en la desembocadura del río Loa y en bosques áridos del desierto revela que estos paisajes, que parecen naturales, han sido modificados y domesticados por generaciones.
photo_camera La profesora de la Escuela de Gobierno de la Universidad Mayor presenta el Mapa de Agua de Niebla de Chile, una herramienta que permite por primera vez visualizar el potencial de captación e integrarlo en la planificación territorial.
Virginia Carter, profesora de la Escuela de Gobierno de la Universidad Mayor, presentó el Mapa de Agua de Niebla de Chile, lanzado en junio de 2025, que por primera vez permite visualizar el potencial de captación de agua en diferentes zonas del país. Usando el caso de Chañaral como ejemplo, mostró cómo este mapa puede superponerse con información sobre concesiones sanitarias, planes reguladores y áreas sin infraestructura hídrica.
Virginia Carter
Investigadora CDA y profesora de la Escuela de Gobierno de la Universidad Mayor.
Esta perspectiva resultó crucial cuando Catalina Contreras, estudiante del magíster en Geografía UC, presentó su investigación sobre Caleta Chanabaya, donde la población recibe apenas 57 a 86 litros de agua por vivienda al día vía camión aljibe, muy por debajo de los estándares de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Mediante modelación climática, cuantificó que el sitio tiene un alto potencial de captación de niebla (hasta 31 litros por metro cuadrado de malla al día).
Pilar Cereceda, fundadora del Centro UC Desierto de Atacama, intervino desde el público recordando un proyecto de hace 15 años en una caleta cercana: "Queríamos que la comunidad liderara el proyecto, pero se aburrieron de subir el cerro a medir. Las comunidades tienen que ser parte, pero también necesitan apoyo sostenido".
photo_camera El investigador de la Universidad Federico Santa María aborda los desafíos para escalar la tecnología de atrapanieblas, identificando la falta de estándares y la ausencia de economías de escala como principales obstáculos para su masificación.
Danilo Carvajal, de la Universidad Técnica Federico Santa María, planteó una reflexión tras más de 40 años dedicados al desarrollo de atrapanieblas: ¿por qué esta tecnología no se ha masificado? ¿Por qué aún no la encontramos disponible en ferreterías o ofrecida por diversos proveedores?
"Existe una paradoja", explicó Carvajal. "Hay mucha agua de niebla colectable, existe la tecnología para captarla, no requiere energía externa... pero sigue sin masificarse". Las barreras, identificó, no son técnicas sino de industrialización: falta de estándares, ausencia de economías de escala, débil colaboración entre academia e industria, y un modelo de financiamiento basado en proyectos cortos y discontinuos. "El obstáculo no es el conocimiento científico, sino el modelo de desarrollo de la tecnología", concluyó, comparando el desafío con la masificación de los paneles solares, que tardaron décadas pero hoy son accesibles y económicos.
El año 2026, el Centro UC Desierto de Atacama cumplirá 20 años. Pilar Cereceda, quien lo fundó, estuvo presente en la jornada y fue homenajeada por el equipo actual. "Heredamos de ella no solo conocimientos, sino motivación", señaló Felipe Lobos. "El próximo Fog Day, espero que sea en el Estadio Nacional", bromeó, arrancando risas del público.
Con más de un centenar de asistentes y presentaciones que abordaron temas que fueron desde microorganismos del suelo hasta propuestas arquitectónicas, el Fog Day 2025 reflejó la amplitud de enfoques con que hoy se estudia la niebla en Chile. A lo largo de la jornada surgió una interrogante que marcó el tono de las discusiones: ¿cómo lograr que este conocimiento llegue efectivamente a comunidades, municipios, tomadores de decisión y agricultores que podrían aplicarlo? Una inquietud compartida por varios expositores y que, sin duda, seguirá orientando las próximas investigaciones en el área.